A La Navidad
Engendrada en el engaño has
sido, para acrecentar el velo obstructor de retinas.
Tomada fuiste de lo opuesto,
para ganar adeptos en las filas de aquellos que con la luz cegadora y
calcinante, pretenden dominar a la estirpe de lo natural.
Todos te celebran, como
marionetas de una Fe amañada y putrefacta.
Eres una de las más grandes
pobrezas, aunque en tu tiempo el alma de papel de los mortales se nueva con más
voracidad que en otras celebraciones.
Las palabras no bastarían
para describir lo que realmente eres, por ello solo os digo “Alegre Navidad,
que tristeza me provocas”. Aunque sea una sensación mutilada de mí ser.
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